Qué raro se hace que estén abiertas las urnas digitales de Podemos por el asunto del chalé con Gürtel encima de la mesa. Es el detalle de una mafia que robó, que pagó y compró favores con nuestro dinero y que amenazó, manipuló y golpeó en la justicia como rufianes de baja estofa. Y justo en estos días el juez ya llama organización criminal a todo el embrollo que rodeó a Zaplana. La verdad es que ya lo sabíamos todo. El PP sigue ahí porque en el electorado los miedos fueron mayores que la exigencia. Y siguen ahí porque los apoyaron partidos cuyos miedos e intereses fueron mayores que la decencia. Miramos para el PSOE porque nos lo debía. Lo sabía todo, como nosotros, y puso a Rajoy en la Presidencia, y además gratis. Tuvo miedos (desestabilización, prebendas y privilegios que se iban, Venezuela, populismo, España indefensa ante los españoles), pero no la debida repugnancia por la desvergüenza. Hasta tenía miedo de poner una moción de censura y que la apoyaran los independentistas, como si destiñeran o dieran urticaria. Como si el PSOE tuviera que excusarse por el independentismo. Es el PP el que acaba de pegarnos otra mordida para comprar el apoyo del PNV, a la vez que el PNV pacta con Bildu el derecho a la independencia. Que se expliquen ellos. C’s carece por completo de moralidad, por lo que en su caso es coherente excluir el decoro en sus actos. Ahora quiere que el Gobierno se vaya, porque su falta de escrúpulos le haría difícil el voto en una moción de censura. El PSOE no tiene que negociar nada ni pedirle nada. Sólo lo que hizo, poner la moción de censura y que Rivera se ponga con o contra Gürtel. ¿No hizo ya Pedro Sánchez un órdago así a Podemos? Pactó con C’s y le dijo a Podemos que con él no negociaba y ahí va el órdago de mi investidura. Aquello lo hizo por razones espurias que no hace falta recordar. Hoy tiene razones de dignidad y limpieza para hacerle el órdago al mentiroso de Rivera. Rivera, según él, ya puso orden en Venezuela, ya convocó con éxito la huelga feminista del 8 de marzo, salvó las pensiones y libró a Madrid de Cristina Cifuentes. Que nos libre ahora a España de la banda PP. El PSOE nos debe este paso.
Como digo, es raro que los allegados de Podemos tengan abierta la consulta sobre el chalé de sus líderes. A veces la actualidad junta episodios agitados y no mezclados, como el Dry Martini de James Bond. Seguramente muchos fieles querrán pensar que lo del chalé es una minucia y que hay que concentrarse en lo importante. Las cosas necesarias pero no suficientes son muchas veces muy pequeñas. Pero pese a su pequeñez son necesarias. El asunto, sobre el que conviene claridad ante lo que está por llegar, tiene cuatro vértices: el económico, el político, el de la consulta a las bases y el de la reacción. La parte económica me pareció hasta cierto punto irrelevante. Muchos matrimonios de sueldos medios tienen un piso y una segunda vivienda en propiedad. Y eso nos pone en esos seiscientos mil o cerca de ellos. Tener ese dinero en mano es ser rico, pero poder obtenerlo en préstamo no es señal de riqueza. Sin entrar en política y hablando sólo de dineros, que dos líderes nacionales puedan hipotecarse por esa cantidad no es llamativo. Tampoco lo es que el banco dé el crédito. No hay el menor riesgo de impago por muchas razones. Todo lo pagan con su dinero y no están ejerciendo privilegios indebidos. Por cosas así Podemos no hubiera hablado de casta, no era de esto de lo que protestaban. El disgusto que tienen muchos allegados de Podemos no es del mismo pelaje que el de los socialistas allá por finales de los ochenta y primeros noventa. No hablamos de mansiones con más metros cuadrados de váteres que un piso entero normal, ni de Cucas diciendo que a las socialistas también les gustan las joyas, ni de toda la plana mayor socialista enredada con la jet set en lujos y ostentaciones y en astracanadas de parásitos. Lo de Iglesias y Montero no es una casona de millonario, es el chalecito de clase media desahogada.
Pero tiene relevancia política en el país de Gürtel. El chalé afecta a dos elementos políticos, el de la identificación y el del discurso. Podemos tuvo una mayoría inusual entre votantes de menos de veinticinco años. Esto sucede por identificación, por sentir cercanos y reconocibles a las cabezas visibles de Podemos. Normalmente se gana ese crédito por afinidad con el electorado o por cierta respetabilidad personal, como puede ser el caso de Carmena. El chalé con piscina en las afueras se asocia con una forma de vida aburguesada y nada combativa en la no se ve el electorado de Podemos, ni se reconoce esa generación que acampó el 15M pidiendo futuro. No es que los políticos no puedan tener vida privada, pero hay aspectos de la vida privada que son mensajes. Y afecta también al discurso. El discurso de Iglesias fue exigente, provocador y hasta faltón. Y buena falta hacía y hace en el país de Gürtel. Ahora una parte del discurso de Podemos tiene arenilla, hay que expresarlo con más palabras, con justificaciones y explicaciones y eso quiere decir que está dañado. Por muchas lecciones que nos quiera dar Monedero y muchos paladines que salgan ofendidos en defensa de sus líderes, la pura verdad es que los afiliados de Podemos preferirían, creo que todos, que no hubieran comprado ese chalé. Y los dos líderes sabían que esto ocurriría. De todas formas, no está mal que se haya percibido malestar y run run en Podemos, porque eso significa que ese tejido del 15M sigue ahí y reacciona.
El tercer vértice, el de la consulta a las bases en la que se columpian, me recordó a aquel cómic de Astérix en que un niño impertinente dejaba de respirar hasta que se le concediera el capricho de turno. Se ve que les irritó o dolió la irritación o dolor de las bases y pusieron pucheros. No hacía falta esta consulta. Que los líderes deben tener siempre su cargo a disposición de quienes los pusieron ahí es una obviedad que no es de aplicación al caso. Sólo debían una explicación y a partir de ahí que las bases y los votantes hagan sus balances, en eso consiste el juego de la democracia. Que no les engañe un resultado positivo: en privado, todos querrían que no hubieran comprado el chalé.
El cuarto vértice es el de la reacción mediática en los dos sentidos: reacción, cualidad de reaccionario, que es mediática; y actitud que el asunto suscitó en los medios. Caben dos apuntes rápidos sobre la cuestión. Uno es que el asunto vino con la desmesura habitual de los medios sobre Podemos. Desde su aparición el descomedimiento rabioso de la prensa más extendida hacia la formación aumentó mi desconfianza sobre el país en el que vivo. Qué habrá que ocultar o qué intereses son tan sólidos para tanta histeria, para que bobadas de Irán o de Errejón se sostengan días y días en periódicos de cierta reputación. Y el otro es que en España hay una extrema derecha movilizada que hay que tomar en serio. Si a alguien le está haciendo gracia lo que está pasando en el entorno del chalé de Iglesias y Montero, tendrá tiempo de abochornarse. Y la atrocidad del señor Herrera debería poner sobre la mesa de una vez qué es lo que le estamos pagando a precio de oro a la Iglesia. Desde luego no es Cáritas, no es por tantos por los que le pasa el cepillo a la nación.
Podemos, con arenilla o sin ella en su discurso, tiene que infiltrar en la política nacional lo que representa. El PSOE, con sus vergüenzas y grandezas a cuestas, hace bien en intentar echar a estos sinvergüenzas o desenmascarar a los farsantes. Nos lo debe, ellos los pusieron ahí. José Mª Izquierdo tuvo un recuerdo para los jueces que sufrieron el calvario de enfrentarse a la banda: Pedreira, Garzón, Ruz, de Diego y de Prada. Y para los fiscales heroicos: Luis Peñas y Concha Sabadell. Deberían recordarlos en la moción de censura. Y también a quienes presidían al PP durante el saqueo y la extorsión: Aznar y Rajoy. Y a quienes fueron los Secretarios del partido, los que removían la salsa gruesa en las tripas bajas: Álvarez Cascos, Javier Arenas, Rajoy, Ángel Acebes y Dolores de Cospedal. Nadie debería olvidar estos nombres en la tierra en la que tuvo la suerte de nacer Marta Sánchez.